Cuando pensamos en un taller para nuestros niños podemos pensar en varios aspectos, seguramente el primero de ellos es que los niños se lo pasen bien.
Con la robótica los niños disfrutan de una actividad muy lúdica ya que para ellos es como un juego en el que hay dos partes, primero una parte de construcción de un modelo y por otro lado pueden hacer que ese modelo cobre vida independiente, cosa que hasta ahora no podía hacer ningún juguete de su entorno, lo cual les entusiasma.
Al elegir el taller también podemos plantearnos que sea útil y no un mero entretenimiento.
En este aspecto, con la robótica el niño aprende por un lado la programación informática necesaria para controlar un robot, y por otro lado, quizá más importante, aprende a pensar de manera lógica, creando supuestos y relaciones entre los sensores y motores que le ayudan a crear un pensamiento inductivo y deductivo. Este desarrollo de la manera de pensar, hará que el niño vea de forma implícita la utilidad de los conocimientos aprendidos en matemáticas o física.
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Otro factor importante a la hora de elegir, es el fomento de la creatividad, si cabe, la capacidad más importante en la inteligencia.
Con la robótica la creatividad es doble y por supuesto ilimitada. Se les plantea un problema real, el cual tienen que resolver primero construyendo un robot que sea capaz de solventarlo, y después crear las órdenes precisas para que resuelva el problema de manera autónoma.
Existen miles de soluciones válidas y cada niño podrá encontrar la suya.
Mirando hacia el futuro, las destrezas que aquí adquieran serán la base y el fundamento de los futuros programadores e ingenieros, en cualquiera de sus líneas. Desarrollando hábitos de trabajo documentado, crearemos en ellos las bases del pensamiento científico.
La sociedad está cambiando, y es cada vez más tecnológica, por ello, tenemos que formar a nuestros pequeños en materias que sean realmente útiles el día de mañana. Se trata de aprender bien, de obtener conocimiento, de desarrollar potenciales desde el principio, y durante el resto de su etapa educativa.
Con estos talleres los niños desarrollan talento, y pueden realizar proyectos y soluciones realmente sorprendentes que a los adultos nos llegan a fascinar. La historia está en sus manos.
Francisco Belchi. Pedagogo y logopeda. Director de Gatea
ARTICULO PATROCINADO POR GATEA
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